martes, 27 de noviembre de 2007

Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido...



Buscamos, arrastrados por la locura, encuentros. Momentos con él en un ascensor, miradas antes de que pase el siguiente metro. Pretextos para poder iniciar una conversación, cuando lo que queremos es anudarnos en sus piernas.
Buscamos, sin embargo y estamos a la espera de los días pares en los que él va a hacer la compra, los viernes de borrachera en los que puede acercarse el delirio. Deseamos aunque sea que nos pida que le cuidemos de su resaca al día siguiente. Egoístamente incluso, queremos estar ahí cuando el llore. Y abrazarle.
Buscamos cursos para aprender a hacer malabares con el destino, para convencer a la Luna de que salga antes para él, y así arrancarle una sonrisa de la boca.
Y el tiempo pasa, y uno de los dos ya se ha cansado. Y la otra parte se queda dándose golpes contra el calendario, observando todos aquellos ratos en los que podía haber dicho te quiero, en los que podía haber tocado el cielo con él. Entonces busca su voz en las canciones que hizo y su poesía en cada uno de sus mensajes.
Y el tiempo pasa, y el otro hace su vida con alguien que no se lo pensó 2 veces, con alguien que decidió amar hasta que el cuerpo aguante.



Me quedo con los restos de tus palabras, con tu respiración, tu inspiración y la furia.

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